Un grupo de migrantes brasileños deportados desde los Estados Unidos llegó a Brasil este viernes bajo condiciones indignantes: con los pies atados y las manos esposadas. El gobierno de Lula da Silva rechazó el trato recibido por los ciudadanos brasileños.
El vuelo, que transportaba a 88 brasileños deportados, aterrizó en Manaos, después de que el avión, originalmente destinado a Belo Horizonte, tuviera problemas técnicos. A pesar de no tener antecedentes penales ni haber cometido delitos en Estados Unidos, los deportados fueron recibidos en Brasil en una situación alarmante, con cadenas y esposas, lo que generó una fuerte respuesta del gobierno brasileño.
El Gobierno de Brasil exigió la retirada inmediata de las esposas y cadenas tan pronto como los migrantes llegaron a territorio brasileño. Según el Ministerio de Relaciones Exteriores, el gobierno de Lula da Silva solicitará una explicación formal a Estados Unidos por el trato humillante y violatorio de los derechos humanos de sus ciudadanos.
El ministro de Relaciones Exteriores, Mauro Vieira, destacó que esta acción será llevada ante las autoridades estadounidenses. A su vez, el ministro de Justicia, Ricardo Lewandowski, ordenó que la Policía Federal recibiera a los deportados. En un comunicado oficial, Lewandowski enfatizó la «flagrante falta de respeto» hacia los derechos fundamentales de los ciudadanos brasileños.
Por su parte, el presidente Lula da Silva expresó su indignación al enterarse de la situación, exigiendo que los deportados fueran trasladados con comodidad y respeto, y bajo la supervisión de la Fuerza Aérea Brasileña, para garantizar su bienestar en el retorno a sus hogares.