En medio de la intensificación de los homicidios y de las explosiones de granadas y – como lo ha bautizado la PNP – «artefactos explosivos» por el sicariato, es posible advertir hechos que están pasando inadvertidos: el lanzamiento de explosivos (granadas y paquetes de dinamitas) y disparos de balas al aire o a cualquier vivienda que no tendrian objetivos extorsivos.

En el caso de las explosiones, el paquete bomba colocado la sede principal del Ministerio Público (MP) de Trujillo, en La Libertad, sería uno de esos. Dos razones. Uno, la explosión de la carga de dinamita en el ambiente del MP en la que no trabaja la fiscal encargada de investigar a la banda «Los Compadres» de alias «C Pequeño». Ella trabaja en otras oficinas, al frente de la Corte Superior de La Libertad.

Si – como dijo el ministro Santivañez – «C Pequeño» buscaba amedrentar a la fiscal para lograr su libertad, con el ataque dinamitero logró todo lo contrario: su traslado a Challapalca y – si se comprueba que dio la orden de ese ataque – una mayor condena por el ataque. Es decir, se habría «enterrado» en vida.

¿Es acaso «C Pequeño» un idiota? ¿Cómo actúa un criminal? Si queria lograr su libertad, tenía dos opciones, propias de los jefes criminales: como decía Pablo Escobar, plata o plomo. Ambas opciones, como después nos enteramos, serían tratadas exclusivamente con la fiscal y su familia. Más no hacer estallar un paquete de dinamita en la sede del MP de Trujillo.

Dos, un dato que todos han «olvidado» adrede o inconscientemente, el ministro Santivañez en conferencia de prensa dijo que dicha banda («Los Compadres» de «C Pequeño») se había «atribuido» la autoria del ataque. Y que, incluso, lo hizo dejando una «amenaza» mas fuerte.

Hasta el de hoy, pasado más de 15 días, el ministro inventor de cifras y un burdo psicosocial (Iván Quispe Palomino es el número «2» de SL), no mostrado la evidencia que el líder de «Los Compadres» se atribuyó el atentado. Lo más probable es que haya sido otro de sus inventos para «demostrar» su eficiencia. El jefe de la unidad de investigación de Perú 21,en una entrevista en su canal digital, como poniendo el parche, llegó a sostener que los autores serían «Los Pulpos»

¿Qué mostró cómo resultado de la labor de la «inteligencia policial»? Cinco detenidos. De esos detenidos solo dos, un hombre y una mujer, tienen prisión preventiva. Eso fue todo. A la mujer la sindican de haber abastecido de la dinamita, a quien encontraron en «flagrancia», en una ciudad donde casi todos venden dinamita liberalizada por el Congreso. Asunto cerrado.

Algo similar está pasando con otra explosión sui generis, esta vez en un distrito de Lima. La noche del martes 4 de febrero, alrededor de las 10.30 p.m., en el distrito de Los Olivos, unos sujetos arrojaron un artefacto explosivo a un vehículo dejando el siguiente resultado: severos daños en siete casas y el automóvil en la calle Conray Gran, en la urbanización Parque Naranjal.

Ahora bien, habiendo una afectación severa y directa al automóvil y siete viviendas, sin embargo, la PNP sostiene que «el objetivo fue amedrentar al dueño de un restaurante, que sería víctima de extorsión». ¿De cuándo acá las bandas ordenan a los sicarios lanzar una carga de dinámita a un auto y afectar a este y siete viviendas? Ese no es el modus de las bandas criminales.

Desde que los sicarios empezaron a lanzar cargas de dinamita o granadas, generosidad del Congreso, a los negocios, empresas y emprendedores en general lo han realizado directamente a sus objetivos. Los datos empíricos apuntan en esa dirección. No lanzaban un paquete de dinamita o granada sin un objetivo preciso o muy cerca del mismo.

Un extorsionador o sicario busca dinero: el primero, que le paguen los cupos que les han pedido y, el segundo, que le paguen por su trabajo (en este caso, amedrentar con una explosión de dinamita o granada). Lanzar un explosivo a un automóvil y provocar serios daños a esta y las ventanas externas e internas de siete viviendas no corresponde a su lógica.

Recapitulando, así como explicamos que a los mineros ilegales sólo les interesa extraer el oro y venderlo y no destruir torres de alta tensión, al extorsionador y sicario solo les interesa el dinero. Y, como demuestra la ola exponencial de homicidios del mes de enero, si no les pagan los cupos después del amedrantamiento, los plomean.

En suma, al igual que el paquete bomba en la sede del Ministerio Público de Trujillo no fue ordenada por «Los Compadres» de «C Pequeño», igualmente el lanzamiento de paquete de dinamita en Los Olivos, cuya onda expansiva provocó daños sin objetivos precisos no corresponde a las bandas criminales.

Eso nos lleva a plantear la hipótesis de que el paquete bomba en Trujillo y la carga de dinamita en Los Olivos estarían siendo manejados desde altas esferas del gobierno y el Congreso. ¿A dónde apuntarían? A convertir a los extorsionadores, sicarios, a malos elementos de la policía y agentes de inteligencia en el «sendero» criminal que necesitan. Eso estarían fabricando.

¿A quién beneficia un sendero criminal que destruye torres de alta tensión, que coloca paquete bomba en una institución pública y en la vía pública y que realizan disparos como rasca pies? ¿A quién le beneficia el miedo, la zozobra, la parálisis y la preocupación por proteger la vida de ese sendero criminal? Al fujimorismo y, por extensión, a las demás fuerzas criminales. A nadie más. Y la señora K aparecerá como la «salvadora».

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