Para evitar la masiva concentración de jubilados e hinchas de fútbol de todos los equipos que los apoyaron, el Gobierno desató una temprana y brutal represión sobre los que empezaban a llenar la Plaza del Congreso. En una virtual cacería que no se veía desde hace mucho, cargaron con gases, palos y carros hidrantes sobre los manifestantes, provocando decenas de heridos, varios de ellos graves, y más de cien detenidos
