Esta es la esquiva explicación escrita que Alan García dejó anteladamente del hecho de matarse. La firmó 2 veces y le estampó su huella digital para que no se dude. Empero, muchos dudaron.Huía con premeditación alevosa de su vida azarosa, preñada de investigaciones fiscales por delitos, las que cubrían a casi todos los de su entorno, porque metían la mano a fondo y pescaban millones. No daban puntada sin hilo. Hasta hoy solo AG se ha dado el tiro de gracia. Los demás prefieren estar presos y soportar la indignidad de delinquir.Premeditar matarse, durante largos días, semanas o meses, demuestra la tortura aguda que su acorralamiento le producía. Seguro que AG advirtió que sus delitos no tenían más asegurada la impunidad en la que creía y había logrado.Matarse es huír de la sanción formal y reemplazarla por pena de muerte. Es decir, él mismo incrementó su sanción, será porque su escrutado sentimiento de culpabilidad era grueso y hondo.En mi caso, jamás me mataré, porque el delito ni los fiscales me persiguen. Adiós Alan. Me apena no tener más que enfrentarte. Te quisiera vivo, para poder enrostrarte tus miserias (29 de abril del 2019).Aunque existen crédulos que piensan que Alan está vivo. Para mí está bien muerto, diversos documentos prueban que se ajustició: 1. el protocolo de necropsia de la Morgue Central de Lima; 2. el acta de la fiscalía que fue a detenerlo que suscriben varios policías y el fiscal; 3. varios documentos de la División de Homicidios suscrita por varios policías; y 4. la Historia Clínica del hospital donde falleció después de dispararse. Todos los firmantes son de diversos organismos, que intervinieron sin poder concertarse entre sí, ya que un balazo repentino no se adivina, un día cualquiera de una detención preliminar pedida por un fiscal y ordenada por un juez. ¡NO SOY INGENUO NI CREO que AG SIGUE VIVO!Chiclayo, 1 de mayo 2025.