El presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, enalteció este Jueves Santo el Día Mundial de la Lucha Campesina.
«En este Jueves Santo de reflexión profunda, celebramos el Día Mundial de la Lucha Campesina y reconocemos el inmenso compromiso que tienen los hombres y las mujeres del campo con la producción de los alimentos».
A través de un mensaje y audiovisual compartido en sus redes sociales el presidente Nicolás Maduro destacó el crecimiento productivo de las tierras venezolanas.
Además, reafirmó el compromiso de seguir incrementando del desarrollo productivo y agrícola de la nación dando todo el apoyo a las campesinas y campesinos del país.
Venezuela tiene el mejor clima, suelos fértiles, abundantes fuentes de agua y un pueblo trabajador.
Por ello, seguiremos uniendo fuerzas y capacidades para incrementar la producción agrícola, es un esfuerzo sostenido de 25 años, de la visión de futuro, del empeño y el trabajo que inició el Comandante Chávez para priorizar la producción, invertir en tecnología y acabar con el latifundio.
No vamos a retroceder en las conquistas de la lucha histórica por la tierra. ¡Tienen mi apoyo!Es importante mencionar que con la llegada de la Revolución Bolivariana los derechos de los campesinas y campesinos del país han sido reivindicados y actualmente cuentan con proyectos y créditos otorgados por el Gobierno Nacional para seguir ampliando la maquinaria y producción nacional.Origen del Día Mundial de la Lucha Campesina.
El 17 de abril de 1996 marca un capítulo oscuro en la historia de los movimientos campesinos. Ese día, un grupo de campesinos del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) fueron brutalmente reprimido por la policía militar brasileña.
Instituida por la organización internacional Vía Campesina en 1996, esta jornada también recuerda el asesinato de 19 campesinos en Eldorado dos Carajás, Brasil, quienes luchaban por acceso a la tierra.
El Día Mundial de la Lucha Campesina busca visibilizar las desigualdades que enfrentan los campesinos. Entre ellas destacan el acaparamiento de tierras, la explotación laboral, la criminalización de sus movimientos y la amenaza de la agricultura industrial. Además, promueve la soberanía alimentaria como una alternativa sostenible para el planeta.